Parece que pronto habrá recogida separada de materia orgánica en los pueblos de nuestra comarca. El próximo día 15 de septiembre habrá una charla en el Centro social de Muniesa (C/Extensión agraria s/n) a las 10, para informar y concienciar de la recogida selectiva de materia orgánica. También las habrá en otras localidades de la comarca: Utrillas, Aliaga, Cuevas, Cañizar, Palomar, Escucha y Martín del Río en diferentes fechas y horarios.
Estoy de acuerdo en lo conveniente de cuidar el medio ambiente, y bien que ha venido el ordenar la recogida de basuras y cerrar las escombreras y educar a la gente para no tirar la basura en cualquier parte. Pero han pasado las décadas y se avanza hasta llevar a cabo actuaciones que son poco ecológicas y antieconómicas, por trasponer al mundo rural acciones que son necesarias en el medio urbano. Me refiero a la recogida selectiva de materia orgánica.
A los pueblos aragoneses no se les puede venir a enseñar qué es ese snobismo de la economía circular. Porque se ha llevado a cabo tradicionalmente, con naturalidad.
- No se tiraban ni cacas ni orines, todo lo "orgánico" del hogar se amontonaba en los corrales donde lo sabían convertir en útil y fértil "fiemo".
- Antes de acabar ahí, todo lo que aún era comestible y nutritivo, pero que no era para comerlo las personas, se daba al tocino familiar, que así engordaba durante meses, hasta que le llegaba en invierno el día de la matacía.
- Lo comestible que no comía el vecino ni el tocino, se le daba a comer a conejos y gallinas.
- Si se tenía árboles, lo que salía de una poda o de descascarillar almendras y nueces iba a la estufa.
- La grasa del cerdo se convertía en jabón, como he visto hacer a distintas familias en Blesa.
- Con la cera de las abejas se hacían velas...
- Se teñían las ropas para darles una segunda vida y aprovecharlas para bodas o lutos...
- Se reparaba casi todo...
Quienes viven en Blesa y su comarca, y aún muchos de los que vamos ocasionalmente al pueblo de nuestras raíces bien sabemos que se hacía todo ello.
Como es lógico, muchas de estas actividades tradicionales estaban ligadas a una economía autárquica y de subsistencia que esperemos que no tengamos que volver a recuperar.
¿Y en este contexto humano van a venir a los pueblos de la comarca a explicarles que ahora vas a meter los restos orgánicos en un cubico de plástico de regalo, y luego vendrá un camión gastando combustible por estas montañas, para llevarse unos kilos de material compostable, a decenas de kilómetros, pagando sueldo, ruedas, combustible y mantenimiento del vehículo...?
Quizás si se piensa, es un poco ridículo esta forma de estar a la última, en reciclaje. En una ciudad grande, compacta y fea como Zaragoza (con más de 680.000 habitantes) sí puede haber economía de escala y beneficios muy útiles en separar estos residuos orgánicos que los urbanitas no sabrían para qué usar. Pero en el campo aragonés, no tanto, con la población dispersa a lo largo de kilómetros y con montañas de por medio no.
Según el censo de 2024, en la comarca Cuencas Mineras viven 7.800 personas, en 30 municipios con 43 pueblos, a lo largo de unos 1407 Km2. Evidentemente no digo que no se invierta en el mundo rural por ser menos y estar dispersos, pero que se ahorren estos servicios supérfluos y antieconómicos y se destinen mejor los dineros y las personas, que igual es más útil que haya quien abra y atienda a ganaderos y agricultores en la OCA de Muniesa o más médicos y enfermeras, que este otro servicio que se propone.
La materia orgánica en los pueblos, si la quieres separar la puedes utilizar en campos, huertos..., Hace falta poco, algo de sitio y un compostador en el huerto.
Quizá tampoco es económico hacer otros servicios de recogida por los pueblos, en una zona tan extensa y montañosa como Cuencas Mineras. Pero al menos la recogida del punto limpio se puede llevar una lavadora, un armario, un ordenador, cosas difícilmente reciclables en el entorno.
A propósito, tampoco sale muy rentable socialmente separar y recoger envases, cuando hay gente tan lerda como para llenar los contenedores de envases grandes y vacíos, con lo fácil que es chafarlos y cerrar después, ocupando mucho menos. Chafadas y cerradas ocupan poco y cabe más materia en el contenedor. Vacías pero sin chafar y cerradas ocupan demasiado volumen, y el camión de recogida se paseará por estas sierras (contaminando) para llevarse apenas unos kilos de plástico de poco valor. Esta sociedad, y los individuos, también deberían calcular eso.
Sea dicho todo con tono constructivo, pero realista.