En recuerdo de los que vivieron en los infiernos de los nazis

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Este mayo se ha cumplido el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial en Europa y el conocimiento de las fábricas para exterminar humanos

El tuvo lugar un día histórico, de esos trascendentales para la historia de Europa. Fue uno de los muchos días históricos que tuvieron lugar desde que el movimiento Fascista italiano tomó el poder en Italia (en 1922) y que el partido Nazi alemán tomó el poder de Alemania (1933), conformando un propagandístico, breve y criminal III Reich. Uno de tantos días en que se vivía como se destruía gran parte de nuestro continente y cultura, de la destrucción de miles de familias y vidas, uno de tantos días en que la miseria ética de la humanidad quedaba de manifiesto, cuando la dirigen ideologías totalitarias.

El 5 de mayo de 1945, en un pueblo austriaco llamado Mauthausen, se descubría una cuenta de un enorme rosario de campos de concentración o de exterminio, que iba desde el Atlántico hasta Rusia. En Mauthausen se encerraba a personas de muchas naciones y condición para matarlas a trabajar. Al cercano campo de Gusen se las llevaba para matarlas directamente. Era la fábrica de muerte puesta en marcha por el partido nazi, radicalmente de derechas, racista, antisemita, antidemocrático, y por supuesto, anticomunista. Así que para evitar que cayese Alemania en el totalitarismo comunista cayeron en su propio totalitarismo y llevaron a su país al desastre entre banderas y antorchas, y al infierno moral, matando a millones de personas de toda Europa.

Entre los que estuvieron en ese campo de concentración y llegaron a sobrevivir había españoles, blesinos, huesinos, moyuelinos... miles. Algunos de ellos pudieron recordar parte de su vida allí, como el tío Campana, de otros se ha reconstruido su vida como Martín Pérez Legua; pero fueron miles los que murieron allí, en condiciones atroces e inhumanas.

Día de la liberación del campo de Mauthausen

Muchas personas que terminaron allí durante la Segunda Guerra Mundial, especialmente las más jóvenes y supervivientes pudieron acabar como prisioneros de los nazis por carambolas de la historia, por ser hijos de refugiados, o por su etnia, sin saber de qué iba todo. Otros estaban allí por haber luchado contra el fascismo en España y Europa, y sabían que arriesgaban y daban su vida para construir un futuro libre como el que hemos disfrutado después.

Estas últimas semanas se han realizado homenajes a algunas de estas personas en otras localidades, como Leciñena, o a nivel nacional, y con retrospectivas de supervivientes de los campos de concentración, incluso con la presencia de los reyes de España en un homenaje en el campo de concentración.

Muchos de los pobres sobrevivientes a los campos de concentración tenían países a los que volver, otros no, judíos, españoles...

Se podría escribir y matizar mucho, muchísimo, pero no podemos embarrar este recuerdo, para siempre patrimonio de la humanidad, con particularidades. Termino tomando prestado un poema del poeta contemporáneo Alfredo Saldaña, que creo que les es aplicable a los que hace 80 años vivieron su moderno martirio y crucifixión en el calvario fascista de Mauthausen.


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Cuando la devastación haya concluido su trabajo,
¿quién avivará el fuego en las mañanas de invierno?,
¿quién dará testimonio con su palabra?,
¿quien conservará en sus pupilas los paisajes de la memoria?,
¿quién calmará la sed de todos los vencidos?,
¿quién rasgará con su faca la línea quebrada del horizonte?,
¿quién dirá sin temblar "esta boca es mía" en contra del tirano?

Entre los pliegues de su corazón el bosque aún protege su secreto.

                    Alfredo Saldaña (1962), de su libro "Humus" (2008)