Miguel de Molinos. Heterodoxia, mística y escritura

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El teólogo Miguel de Molinos (1628, 1696) de actualidad

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Ya hace más de 300 años que Miguel de Molinos publicó su "Guía espiritual que desembaraza al alma y la conduce por el interior camino para alcanzar la perfecta contemplación y el rico tesoro de la interior paz" en Roma en 1675.

No deja de ser un personaje estudiado y últimamente de actualidad. Además del libro de Francisco Martín y Miguel Ángel Motís presentado recientemente por el CEMO sobre Miguel de Molinos (cuya crónica nos ofrece Manuel Val), el año pasado la Institución Fernando el Católico dedicó a él gran parte de la "Revista de Historia Jerónimo Zurita", nº 93 (2018).

Se trata de un curioso dosier titulado "Silencio femenino y quietismo barroco. Miguel de Molinos y las mujeres". Contiente cuatro artículos:

  • El debate sobre el quietismo en Cataluña. El caso de Eulalia de la Cruz (1669-1725), por Rosa María Alabrús Iglesias.
  • Miguel de Molinos, embajador del Reino de Valencia en Roma (1663-1684). Cartas y memoriales inéditos, por Emilio Callado
  • La formación y la espiritualidad de Miguel de Molinos, por Francisco Pons Fuster
  • El molinosismo del siglo XVII: trayectoria, arraigo en el mundo femenino y lecturas controvertidas, por Alfonso Esponera Cerdán, OP

Los artículos (todos los cuales están disponibles para leer en la web de la IFC) son las ponencias del último de los seminarios (el XII) que se desarrolló el 27 de abril de 2018 en la Universitat Abat Oliba de Barcelona, que como los previos son fruto de cinco grupos de investigación procedentes de distintas universidades (Autónoma de Barcelona, Zaragoza, La Rioja, Córdoba y Abat Oliba CEU de Barcelona). Y es que desde hace unos años están desarrollando investigaciones sobre el tema «Los límites de la Reforma Católica en el mundo hispánico de la Edad Moderna: imponer, resistir y tolerar».

Como indican en la introducción: “Los cuatro artículos que integran este dosier inciden en la figura del aragonés Miguel de Molinos, el clérigo nacido en Muniesa en 1628, que, en las últimas décadas del siglo XVII, agitó las aguas de la espiritualidad hispánica en sus dos estancias en Valencia (de 1646 a 1665) y en Roma (hasta su muerte en 1696). Marcelino Menéndez Pelayo, en su historia de los heterodoxos, consideró a Molinos como un oscuro heresiarca que tendría una extraña capacidad para intoxicar a toda Europa con su pensamiento. Para el historiador cántabro, fueron múltiples los cardenales italianos seducidos por las ideas de Molinos. Según él, los protestantes europeos lo utilizaron como bandera y los franceses lo temieron como supuesto representante de los intereses de la Casa de Austria contra la Francia de Luis XIV. La sobredimensión política de Molinos y su auténtica incidencia religiosa han sido objeto de múltiples trabajos en investigaciones ulteriores. Se han escrito muchas historias de la mística desde Melquíades Andrés a Álvaro Huerga, pero ningún estudio molinosiano ha tenido tanto impacto como el de José Ignacio Tellechea, que se preocupó, como hizo con Carranza, por delimitar las fronteras entre la ortodoxia y la heterodoxia. Para él, Molinos representó la última gran manifestación de la mística cristiana, bien entroncada con la tradición hispana”.

Como se ve, aquel joven muniesino tenía un espíritu universal, y en su embriaguez de Dios sacudió resortes religiosos que en la época podían también tocar pilares políticos. Y este Quijote contemplativo se enfrentó a los gigantes de su época con sincero afán de cambiar la forma de acercarse a la paz divina.