El final de una era

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El último pastor de Blesa vende su rebaño

Recientemente se ha cerrado una era en Blesa, una forma de vida consustancial a lo que es y fue tanto Blesa como Aragón. Una labor tradicional que seguramente llegó a estas tierras con sus primeros habitantes y que ha perdurado siglos por ser sostenible y necesaria: la ganadería ovina. Las ovejas han formado parte del paisaje de Blesa, que sepamos, al menos desde el medievo.

Antes de que se hablase de medio ambiente o economía circular, resultó que ya era esta actividad ganadera extensiva uno de los engranajes de la economía vital (no la artificial o financiera) y pieza fundamental de un círculo virtuoso como era: la alimentación natural del ganado, el control de arbustos y plantas, el abonado del suelo y fauna del mismo, el crecimiento de hierbas... y vuelta a empezar. Todo lo cual producía para las personas un alimento sano y su actividad beneficiaba a ganaderos, agricultores y demás habitantes del territorio. Nos proveía de carne, leche y lana.

PROTAGONISTAS DE LA HISTORIA: SEQUIAS, PLEITOS Y GUERRAS.

Blesa tiene un término municipal mediano (8000 Ha), en gran medida deforestado, formado por una amplia porción de campos de secano y el resto de pastizales tirando a pobres. Sabemos de mucha de esta actividad ganadera histórica por los abundantes pleitos que genera la actividad ganadera, con ligallos de ganaderos externos, como la Casa de Ganaderos de Zaragoza, que conservaba (y usaba) derechos medievales para pastorear en numerosos términos municipales. Los propietarios más ricos solían tener grandes rebaños de ovejas y cabras.

Conservamos noticias de una de las peores pesadillas para el ganadero: la sequía. Si no se les puede alimentar con la hierba de los montes ahora puedes hallar alternativas y reducir el problema a ser menos o nada rentables. Pero siglos ha era imposible dar alimento alternativo a miles de ovejas. De Blesa sabemos cuántas ovejas llegó a haber a finales del siglo XVIII por cuántas murieron en una fortísima sequía, cuando terminó con un tercio de la cabaña blesina. Lo contamos en el artículo “Crisis en el abasto de carnes en torno a en varias localidades de Teruel y Zaragoza.”

Antes de ella “...consistia el numero de las obejas y cabras en mas de quatro mil, y el de vorregos, carneros y machos en cinco mil…”

Allí nos hablaban de la riqueza de aquellos tiempos y de una sequía brutal, cuando la cabaña ganadera de Blesa pasó de unos 9000 animales a menos de 6000.

También hemos visto al ganado ovino en la historia, como botín de guerra, o como pago de impuestos determinadas guerras de ocupación, como la de la Independencia. Allá por , cuando una columna francesa pasó por Blesa, se cobró como impuesto un gran número de ovejas (a falta de dinero); dada la premura en la imposición o robo que imponía el general de turno, se tomaron todas del rebaño del más rico propietario, un Calvo. Pasada la guerra se vieron los vecinos de Blesa en la dificultad de compensarle aquella sangría ganadera. Es una historia que contaremos otro día.

Los rebaños eran un bien alimenticio incalculable en tiempos de incertidumbre y lucha, por lo cual son un auténtico botín en tiempos de la guerra civil; tal es así que ciertos consejos revolucionarios durante la última guerra civil, cuando les desplazaban del poder se llevaban el rebaño del pueblo, como les ocurrió en Huesa del Común en .

LA LANA CRECIA EN LOS MONTES

Poniendo cifras para ver la evolución de la ganadería, además de la de , sabemos que en 1858 había en Blesa 5.844 ovejas y 1.138 carneros, en total 6.982. No figuran las cabras (o las incluyeron entre las otras dos categorías).

En según el amillaramiento anual, 4.456 ovejas y 109 cabras, y en 1916 había 4.202 ovejas y 77 cabras.

En , a pesar de que habíamos pasado una nueva guerra civil y que comenzaba a cambiar la sociedad, quedaban en Blesa 4.345 ovejas y 105 cabras(1), un número casi idéntico al que había anteriormente.

LA ACTUAL CRISIS GANADERA

En estas hemos llegado al siglo XXI, donde cada vez hay más población mundial y cada vez menor número de productores de comida, e increíblemente con menores márgenes de beneficio.

Hace pocas semanas leíamos en la prensa como en Aragón, un año más (y llevamos varios), se iba a tener que esquilar a las ovejas (una operación necesaria), sin poder vender la lana. Desde la Covid se paralizó la venta a China, donde se usaba para textil, y la parada del turismo hizo que dejase de ser útil para hacer alfombras. Se sumó la aparición de viruela ovina en España (que no en Aragón)… Otro desastre financiero. Desde siempre esquilar había sido un gasto que reportaba el beneficio de la lana y su venta o su uso.

Recién comenzada la primavera de nos enteramos la Semana Santa que Andrés Castro, el último pastor de Blesa, había vendido su ganado. Vendió las últimas cuatrocientas y pico ovejas que junto a él recorrían parte del término.

UN OFICIO CON FUERTES REPERCUSIONES

Pocos oficios hay tan antiguos y universales como el de pastor, tan sacrificado y unido a la tierra. Sus pasos han creado cañadas, han abierto caminos en la nada (más aún en el caso de pastores trashumantes). Los pastores han quedado como un arquetipo humano, ligados a valores de cuidado colectivo, a quien alimenta. Y también lo eran esos niños pastores y pobres a los que se ha aparecido la Virgen a lo largo de la historia (como en Fátima en 1917), o a quienes se les aparecen arcángeles para transmitir pregones celestiales… Han quedado tan prendados a los villancicos como el cometa a los cielos de Belén.

Dibujo de Julio Alvar, sobre el bonito canto dedicado al buen pastor.
El canto del buen pastor, recopilado por el etnógrafo Julio Alvar, en Huesa del Común. Dibujo de él mismo.

Un prototipo humano muy poético, para un oficio que, idealizaciones aparte, trabajaba todos los días del año, con frío, viento, nieblas, calores... Vigilando a animales a los que terminaban por distinguir a pesar de su aparente similitud, trabajando en despoblado por donde a veces podía cruzar gente poco conveniente… Esa vida tan bucólica comenzaba en muchas ocasiones ya de niños, con poco más de diez años, cuando se daba a los más pequeños de la casa el fácil trabajo de vigilar y conducir animales domésticos.(2) Pero esos animales, aunque parezca lo contrario, pueden tener su parecer sobre qué y dónde pastar y socavar la imberbe autoridad de los jóvenes rabadanes.

Y era un trabajo distinto a otros de la comunidad, también por desarrollarse en una soledad algo embrutecedora. Para algunos pastores fue aquel contacto con animales y espacios inspiración poética o musical (porque pastores poetas y músicos los ha habido -el más cercano, uno de los últimos pastores mayores, Mateo Lou, que se entretenía desde sus veinte años tocando música-). Pero también habitaban por horas y horas un espacio solitario donde rumiar agravios recibidos... y venganzas. La hemeroteca de Blesa tiene repetidos sucesos en los que agresores o agredidos son pastores: una riña entre pastores en 1901; otra riña entre pastores en 1916, con muerto incluido; una agresión a un forastero en 1923; un pastor que atacó al juez municipal en 1929…). Podrían haber ocurrido estos sucesos sin ser pastores sus protagonistas, sí.

En la católica España, de mediados del siglo XX, donde se multaba trabajar en domingo, había una excepción para los pastores, que solo disfrutaban fiesta en el año, para San Pedro y para Santa Ana, pero solo medio día.(3)

El trabajo infantil estaba reñido hasta con la educación más elemental de los blesinos. En había en Blesa 19 pastores mayores de 21 años, de los cuales solo la mitad… sabía leer y escribir. Y ya era un avance relativo, porque de los 19 pastores adultos de Blesa del censo electoral de eran analfabetos nada menos que 16.

Y tampoco está en el imaginario ideal de los pastores, el riesgo de enfermedades por su exposición a picaduras de parásitos. Es especialmente peligroso el de picaduras de las garrapatas, que pueden transmitir a animales y personas enfermedades como la fiebre botonosa, la enfermedad de Lyme, la babesiosis, la encefalitis por garrapata o la tularemia.

TERMINAMOS

Sirvan estas líneas de parco recuerdo y homenaje a los pastores que han conducido los ganados por estos montes durante siglos, que pasaron sus vidas para darnos de comer y vestir.

El último pastor de Blesa (Teruel) en 2022Andrés Castro con su ganado en 2022.

Los montes blesinos van a quedar ahora casi vacíos. Desde ahora ni siquiera gozarán nuestros cabezos de la limpieza que proporcionan las ovejas y cabras ni de la natural fertilización que proporcionaba el rebaño. Nuestro término, tras siglos de degradación por la explotación humana, por quemar toda la vegetación en hornos y hogares, está formado por montes con muy poco suelo.

¿Quién abonará ahora la última carrasca de Blesa con sus orines y esféricas cacotas, mientra sesteaba el rebaño bajo la misma en las canículas? ¿Quién ramoneará las solanas y las umbrías, los planos y las hoyas?

A ver si nos acordamos de comer más ternasco (y menos vaca y menos cerdo). Retornar a hábitos como ese redunda en beneficios directos para nuestro entorno rural, para nuestro cuerpo; es una dieta que conviene a Aragón y a gran parte de la España vaciada, como es gran parte del solar aragonés.

Fuentes y más información

Gerardo Serrano, pastor en Blesa (Teruel)

A ver si este verano podemos recopilar más recuerdos de los jóvenes pastores que ya no lo son, y completamos así la estupenda mirada que hizo Esther Serrano sobre el oficio del pastoreo, publicado en la revista EL HOCINO número 39 (julio 2017).

P.D. Por cierto, que venden el burro del pastor. Por si alguien está interesado en comprar a "Rufino".

Notas

↑ 1.- Además había 23 caballos, 142 mulas, 29 asnos, 10 vacas y 121 cerdos. AHPTe. Hacienda. Amillaramiento ganadero.

En la revista EL HOCINO nº 45, página 26 puede ampliar cifra de ganado ovino y caprino a lo largo de más fechas que la aquí expuestas en "La cabaña ovina y caprina en Blesa a lo largo de los siglos. La lana y su blancura".

↑ 2.- "La generación que fue al campo antes de poder (Vida y emigración de las familias Martín Magallón y Castro Artigas)" Lozano Allueva, Fco. Javier; Revista EL HOCINO· número 38, pág. 11-21.

↑ 3.- "De trabajar en Barcelona a trabajar en Blesa" Salvadora Cascajo. Revista EL HOCINO · número 45 · pág. 12-14.