Las mujeres que marcharon a servir (1940-1975) desde el campo a la ciudad

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Blesinas en el recuerdo. Unos estudios y entrevistas desde la Sierra de Albarracín que podrían hacerse en gran parte de los pueblos y generaciones previas.

El pasado domingo Heraldo de Aragón realizó un amplio reportaje (y muy recomendable) sobre un nuevo libro que ha visto la luz en la comarca de Albarracín: ‘Internas y sirvientas (1940-1975) de la Sierra de Albarracín’. Se basa en 33 testimonios que han inspirado el libro y un trabajo multidisciplinar, en el que nueve autores han aportado sus conocimientos y reflexiones para hacer visible un colectivo silenciado a lo largo del tiempo. Si el reportaje de Heraldo es un reflejo del libro puede estar muy bien, por las anécdotas que aportan las mujeres, del trabajo fuera y cuando regresaban en ciertos periodos del año, de las dificultades de la vida, de sacrificio, de añoranzas, de las limitaciones laborales y cuanto cuentan estas tiernas muchachas que nos hablan de "cuando fui mayor, con 15 años...".

En el libro y en el reportaje se hacen eco del entorno sociopolítico, económico y cultural de la posguerra en esa comarca, donde se cuentan casos un tanto extremos de familias con 11 hijos que ya en 1933 mandaron a una de las hijas con 11 años a trabajar cuidando niños ("parecía uno de ellos" -de tan pequeña y delgada que era cuenta-) y como aunque "pasaba hambre, siempre consideró que vivía mejor que en su pueblo de la Sierra de Albarracín". Unos testimonios de gran valía para los que hemos vivido una época inmensamente más próspera.

Y es que más de 2000 adolescentes de esa comarca marcharon en la posguerra a servir en casas de familias bien situadas en las ciudades como Valencia, Teruel, Zaragoza, Barcelona..., la mayoría de las veces por pequeñas pagas, pero que al menos eran una boca menos que alimentar en sus familias de origen.

Su trabajo poco cualificado tuvo aún así su pequeño impacto económico en los pueblos natales, pero un gran impacto demográfico, ya que no todas regresaron a sus localidades. De todos estos temas y muchos más habla el reportaje y sobre todo, los distintos artículos del estudio. Los autores: Carmen Martínez, Carmen Julián, Víctor Manuel Lacambra, Paula Lozano, Silvia Martín, Estefanía Monforte, David Sáez, Aurora Sánchez y Pedro Saz, del Grupo “Desarraigos y derivas, 2023”. Esta completa noticia de Miguel Ángel Artigas en Diario de Teruel describe sobre qué tema ha escrito cada cual (19 de octubre de 2023).

ACTUALIZACIÓN: Este estudio se ha presentado pero no hay un libro que esté a la venta.

Archivo de la asociación cultural El Hocino de Blesa. Muchachas que iban a servir como criadas en ciudades desde el mundo rural. Siglo XX
Felisa Mercadal, trabajando como sirvienta en Tarragona.
Archivo de fotografía antigua de la asociación cultural El Hocino

Como por el momento no podemos consultar el estudio de Albarracín, ilustramos con unos datos el panorama social y laboral femenino que se estudió en la ciudad de Huesca, por Regine Illion, que atendiendo al censo electoral de 1935 (solo con mayores de 23 años) se puede resumir así: "El problema del analfabetismo alcanzaba al 20,3% de las mujeres mayores de 23 años, frente al 8,37 de los hombres." La ciudad tenía 14.774 habitantes y tenían derecho a voto 3923 mujeres.

"El 82,9% de la población femenina de Huesca se dedicaba a «sus labores». El 14,6 ejercía una actividad remunerada fuera de casa y el 2,41% pertenecía a una categoría especial que hemos establecido, en la que hemos incluido a las religiosas (73 en total), las estudiantes (32 en total) y las pensionistas (14 en total)".

Ese 14,6% se repartir en estas categorías

  • Sirvientas 283 (39,25%)
  • Maestras 89 (12,34%)
  • Modistas 47 (6,51%)
  • Jornaleras 46 (6,38%)
  • Empleadas 44 (6,10%)
  • Obreras 30 (4,16%)
  • Enfermeras 27 (3,84%)
  • Comerciantes 27 (3,84%)
  • Sastras 16 (2,27%)
  • ... y un largo etc de oficios cada vez menos representativos

"...las sirvientas, que pertenecían a una categoría socioprofesional poco cualificada, muy explotada y excluida de las mejoras adoptadas por los legisladores republicano-socialistas en cuanto al trabajo de las mujeres -como el seguro de maternidad, la jornada de trabajo de ocho horas, etcétera-. Además, tenían poco contacto con el resto de la clase obrera, debido a su condición de internas, en la mayoría de los casos".

Todo eso nos resume Illión (págs. 24-25) sobre ellas en Huesca, pequeña ciudad, donde muchas de las criadas podrían tener menor edad y no estar representadas en el censo.

En Blesa esa etapa también cambió la historia

También desde Blesa partieron a la emigración muchas jóvenes muchachas, tanto antes como después de la guerra civil, y dada su escasa educación formal y baja cualificación (las afortunadas tenían algún oficio, como costureras), iban como criadas o sirvientas a casas en las ciudades.

Archivo de la asociación cultural El Hocino de Blesa. Mujeres de Blesa trabajando en una granja catalana en Barcelona
Mujeres de Blesa trabajando en una granja catalana en Barcelona
Fotografía [A00211] del Archivo de la asociación cultural El Hocino de Blesa.
Cedida por Agustina Allueva.

Hace unos años (en 2006) recogimos en Blesa los testimonios de Teresa Allueva Muniesa (nacida en 1923), que recopiló muy acertadamente Alicia Cirujeda. Teresa marchó a Zaragoza y posteriormente a Barcelona, y nos demuestra que no siempre se ganaba dinero suficiente, pero que a veces ni se comía suficiente. La cantidad de interesantes anécdotas que se recopilaron hizo las delicias de muchos lectores, e incluso Miguel Mena dramatizó algún pasaje para locutarlo en Radio Zaragoza. (La puede leer entera en revista "El Hocino" nº 18; febrero 2007).

Recientemente pudimos leer en la revista cultural El Hocino (número 45) "De trabajar en Barcelona a trabajar en Blesa", recuerdos de Salvadora Cascajo. Salvadora, nacida en Blesa en 1931, nos contaba que marchó de Blesa a trabajar a Barcelona, con 16 años (1947) y permaneció allí ocho años y medio. Pero su hermana, Victoria Cascajo, ya trabajaba previamente en Barcelona. Las historias de la emigración femenina no suelen ser aisladas. Salvadora regresó a su localidad natal, se casó y fundó a su familia en Blesa, y gracias a ello Blesa fue un pueblo más próspero.

Véase sino la fotografía que se hicieron una pandilla de jóvenes blesinas que trabajaban en muchos casos como criadas, cocineras, planchadoras, cuidadoras... en la misma Barcelona.

Archivo de la asociación cultural El Hocino de Blesa. Muchachas que iban a servir como criadas en ciudades desde el mundo rural. Siglo XX
Blesinas que trabajaban en Barcelona, de boda en 1952. De izquierda a derecha: niño, Gloria, de Moyuela, Josefa Muniesa Allueva, Elvira (de la tía Melchora, Carmen Muniesa Allueva, Salvadora Cascajo, Isabel Artigas Escosura, Ángeles Muniesa Allueva (la novia), que era modista, Lorenza Artigas Naval, Azucena Escosura Artigas, Aurora Muniesa.
Todas salvo Aurora vivían y trabajaban en Barcelona.
Cedida por Isabel Artigas Escosura.
Fotografía [A01628] del Archivo de la asociación cultural El Hocino de Blesa.

Había muchas otras muchachas blesinas trabajando en Barcelona, Tarragona… como Teodora, Felisa, Angelina…

Archivo de la asociación cultural El Hocino de Blesa. Muchachas que iban a servir como criadas en ciudades desde el mundo rural. Siglo XX
Jóvenes blesinas emigrantes.
Archivo de fotografía antigua de la asociación cultural El Hocino [A00994]

Aunque el estudio centra sus temas y entrevistas en las muchachas que se marcharon después de la guerra, será seguramente porque ya han fallecido las protagonistas de los primeros éxodos a la ciudad, pues también tenemos testimonios de blesinas que ya mucho antes de la última guerra civil de 1936-39 emigraban a las ciudades a trabajar en el servicio doméstico.

Archivo de la asociación cultural El Hocino de Blesa. Muchachas que iban a servir como criadas en ciudades desde el mundo rural. Siglo XX
Sirviendo en Sabadell (años 20).
Archivo de fotografía antigua de la asociación cultural El Hocino [A00516]

Por ejemplo, tenemos constancia de que que Antonia Magallón Naval, trabajaba de “minyona”, o sea, sirviendo en una casa, en Barcelona. Fue ella la que, cuando supo que se necesitaba en dicha casa una niñera, avisó a la hermana de su marido Inocencio, y así Gregoria Allueva Martín marchó a cubrir aquel empleo. Servía Antonia en una buena casa en la ciudad, la del director de la compañía del gas de Sabadell.

Gregoria (Blesa 31/12/1907 – Sabadell, Barcelona, 31/7/1997), era la única hija de sus padres (los otros tres eran chicos), y como hemos dicho marchó de joven a servir a la zona de Barcelona. Ella no regresó a Blesa, pues en Sabadell se conocieron Gregoria con Cosme, el que sería su marido, natural de un pueblo de Huesca. Cuando se casaron ella dejó el trabajo, como era costumbre a la sazón. Así que en aquel hogar aragonés en Cataluña tuvieron a sus hijas y a sus nietos.

Llamamiento

Por favor, colabora con la revista cultural El Hocino. Recopila lector de las madres o las abuelas de la familia la historia y anécdotas de cuando marcharon de Blesa, a qué se dedicaron, qué panorama económico afrontaron, en qué gastaron sus primeros sueldos, si se juntaban con familia o conocidos de Blesa allí a donde emigraron. Qué trabajos tuvieron que hacer. Qué hacía en sus días libres. Anécdotas... Si se casaron con personas de los lugares a los que emigraron...

Con los testimonios que nos remitáis podremos hacer una recopilación de la memoria de una o dos generaciones de mujeres para una revista El Hocino. Recopilad, escribid y enviádnoslo, por favor, a la asociación cultural El Hocino a la dirección de correo blesa.elhocino@gmail.com. También nos puedes hacer llegar tu escrito a la asociación por cualquier otro medio.

Y si tienes fotografías de cuando trabajaba de joven como cuidadora, criada, cocinera... o de las familias a las que servía..., todo ello constituirá un bonito recuerdo para compartir entre todos.

Archivo de la asociación cultural El Hocino de Blesa. Muchachas que iban a servir como criadas en ciudades desde el mundo rural. Siglo XX
Felisa Mercadal un día en la playa de Calella.
Archivo de fotografía antigua de la asociación cultural El Hocino [A00998]

Fuentes

Indice del estudio de la Sierra de Albarracín

  • Cap.1. MUJERES INVISIBLES. El tiempo suspendido pg. 17, por Carmen Martínez Samper
  • Cap.2. MUJERES SIN EDÉN. Las mujeres en la literatura de posguerra: una lección de pan y esperanza pg. 33, por Aurora Sánchez Esteban
  • Cap.3. Cuando el olvido es la defensa de la memoria pg. 77, por Pedro Saz Pérez
  • Cap.4. “Si hubiera sido hombre sería arquitecto” pg. 113, por Paula Lozano Aguirre
  • Cap.5. MUJER RURAL Y ESCUELA: La educación femenina del franquismo en la provincia de Teruel pg. 131, por Estefanía Monforte García
  • Cap.6. MUJERES EN PIE, invisibles a los ojos del estado, por Carmen Julián Maorad pg. 163
  • Cap.7. EL VALOR DE LAS PALABRAS. Las mujeres de la Sierra de Albarracín, un viaje inolvidable pg. 181, por Carmen Martínez Samper
  • Cap.8. MUJER Y POSGUERRA. La vida escrita en las canciones (1940-1970) pg. 229, por David Sáez Ruiz
  • Cap.9. CRIADAS DE HOGARES, señoras del arte pg. 285, por Silvia Martín Parra
  • Cap.10. LAS MUJERES Y EL FRANQUISMO EN LA SIERRA DE ALBARRACÍN (1939-1975) Víctor Manuel Lacambra Gambau pg. 337
  • CONCLUSIONES pg. 392
  • ANEXO pg. 396