n 1994 realicé una excursión a un lugar relativamente cercano a Blesa, pero desconocido para mí, llamado Otón (en Teruel).
Otón es una pardina, o pueblo abandonado, que se encuentra en las cercanías de Monforte de Moyuela, a poco más de dos horas andando desde Blesa. Poco queda de esta misteriosa población, salvo el trazado de las calles y alguna pared más consistente que pudiese formar parte de alguna iglesia.
No hizo falta más para que, una vez en Zaragoza, buscara información sobre Otón y otras pardinas de la zona.
Historia registrada de Otón
Las ruinas se encuentran a 10 Km al oeste de Blesa, en un pequeño valle abierto y deforestado, rodeado de colinas que alcanzan la cota de los 1.000 m y que le ocultan el paisaje. Es regado por el arroyo que discurre por el barranco de Otón, que posteriormente confluye con otros para formar el barranco de la Pesquera y desembocar finalmente en el río Seco, más adelante denominado río María, un afluente poco importante del río Aguasvivas (demasiados nombres para tan poca agua). En un plano topográfico(1) lo puede localizar a unos 8 Km en línea recta, al oeste de Blesa y a 3 km al este de Monforte de Moyuela.
La primera investigación en enciclopedias y otras fuentes que tenemos más a mano, resultó infructuosa, ya que, evidentemente, el pueblo fue abandonado hace siglos. Para colmo, la primera referencia que encontré sobre Otón, en el inevitable estudio de Pascual Madoz, "Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España y sus posesiones de Ultramar", realizado en el siglo XIX, estaba equivocada.
Un desliz histórico
Madoz no comenta entre su exhaustiva relación de poblaciones la de Otón. Sin embargo, los datos geográficos que Madoz da sobre el pueblo turolense de Obón, cercano a Cortes de Aragón, en la cuenca del río Martín, se corresponden totalmente con los de las ruinas de Otón (que nombra entre los lugares lindantes a Huesa del Común), mientras que los datos estadísticos y de otro tipo que comenta Madoz, corresponden seguramente al verdadero Obón. Todo ello me hace suponer que Madoz (o algún colaborador) recopiló los datos estadísticos sobre el pueblo de Obón, pero los geográficos los tomó de un mapa, tal vez con error en los topónimos, tomando a Obón por el término de Otón entre Blesa, Huesa del Común y Monforte de Moyuela, y es que al fin y al cabo, sólo distan 26 km en línea recta. De hecho, arrastraron el error en otros artículos, como en el artículo de Monforte, donde escribieron que limitaba al Oeste con Obón.
La primera mención escrita al auténtico Otón la encontré en el Atlas de enclaves arqueológicos de Aragón, escrito por Antonio Beltrán, aunque no aportaba información sobre la población.
Y por fin, en la Historia de Aragón de Antonio Ubieto Arteta(2), en los tomos dedicados a los pueblos y despoblados dice de Otón:
- Otón (Teruel), Altura 995 m. Extensión: incluida en Monforte de Moyuela. Sobrecullida de Montalbán (1495). Vereda de Montalbán (1646). Arciprestazgo de Belchite en 1280 (Rius, Rationes, p.105).
- Evolución de la población: 16 fuegos (1488); 11 fuegos (1495); 12 fuegos (1510); 12 fuegos (1543); 12 fuegos (1609); 20 fuegos (1646); Despoblado.
Otón nunca fue una población próspera y cabría denominarla de simple aldea. Para hacernos una idea, Blesa registraba, en los mismos censos, una población de: 123 fuegos (1488); 125 fuegos (1495); 87 fuegos (1510); 125 fuegos (1609); 187 fuegos (1646). Y Monforte (de Moyuela): 78 fuegos (1495); 65 fuegos (1510); 88 fuegos (1646). Tabulamos los datos de poblaciones limítrofes, citadas algunas ya en la carta de población de Monforte:
[Clic sobre la cabecera de cada columna para reordenar.]
Localidad |
1489-91 (en fuegos) |
1495 (en fuegos) |
1510 (en fuegos) |
1646 (en fuegos) |
---|---|---|---|---|
Anadón | 42 | 42 | 32 | 48 |
Blesa | 123 | 125 | 87 | 187 |
Huesa | 181 | 243 | 159 | 116 |
Loscos | 16 | 64 | ||
Maicas | 20 | 10 | 14 | 33 |
Mezquita | 37 | 32 | 49 | |
Monforte | 78 | 65 | 88 | |
Muniesa | 190 | 163 | 128 | 225 |
Otón | 11 | 12 | 20 | |
Piedrahíta | 29 | 23 | 23 | |
Plenas | 21 | 22 | 19 | 93 |
Rudilla | 25 | 15 | 42 |
Estas cantidades son meramente orientativas, pues hasta mediados del siglo XVIII los censos expresaban la población en fuegos o vecinos, debiendo multiplicar la población por 4 ó 5 para aproximarnos al número real de personas. Además, un matiz recurrente en los censos medievales y modernos es su falta de rigor, debido a que su principal finalidad era servir de base a la recaudación de impuestos.
No debemos caer en el error de pensar que su poca población fuese un impedimento para su prosperidad, pues tuvo, si confiamos en una homogénea desviación de los censos, una población ligeramente inferior a la que tuvo Maicas y superior a las que tuvieron Salcedillo o Fonfría en los mismos periodos, pueblos todos ellos próximos que han sobrevivido hasta nuestros días.
Otras posibles fuentes de estudio están en los pagos de diezmos y primicias,(3) y también donde haya datos antiguos de los pueblos que acudían a la ermita de la virgen del Carrascal, localizada en Plenas, ya que según me contaron, Otón se encontraba entre los muchos que acudían a ella en romería.
Otón acudía en romería a la ermita de Ntra. Sra. del Carrascal en Plenas en 1656, posteriormente despoblado [ROYO GARCIA (1994), pág. 122-123,] citando la visita pastoral de dicho año de Moyuela.
Rius Serra, en su trabajo sobre las décimas y primicias(4) que abonaban las localidades aragonesas en los años 1279-1280, cita ya a Otón (que aparece como Ocon). Otón entregaba en concepto de primicias 3 sueldos, frente a los 2 de Loscos, 3 de Maicas o Cortes, los 5 de Blesa, Plou o Monforte, los 5 sueldos y 4 dineros de Huesa, los 7 de Muniesa, o los 4 sueldos y 7 dineros de Moneva y Sanchet juntos.
Historia de Otón a la luz de documentación medieval(5)
Otón era en el siglo XIV una pequeña aldea perteneciente a la Orden de Santiago(6) (que tenía la sede de su Encomienda Mayor de Aragón en Montalbán). Desconozco si perteneció desde siempre a la Orden, pero (aunque no hay constancia documental) es probable, ya que los santiaguistas recibieron la villa de Montalbán en 1210 por la ayuda recibida en su conquista por el rey Pedro II, y Otón no debe tener un origen anterior porque probablemente fue una aldea de repoblación y fuese promovida por la Orden.
En cualquier caso, no aparece entre los pueblos vecinos de Monforte en la carta puebla concedida por Berenguer IV a este pueblo (según los fueros que regían en Zaragoza) en 1157, donde sí se citan los de Mezquita, Loscos, Plenas, Huesa (se entiende que se refiere a toda la Honor de Huesa(7)) y Piedrahita.
La primera noticia documental, aparte del pago de primicias, sobre este lugar data de 1325 y está relacionada con un conflicto que le enfrentó a su pueblo vecino más inmediato, Monforte. Otón, como se ha dicho, tenía como vecinos a Monforte, que en aquellos tiempos era un lugar de la Comunidad de Daroca (un lugar de realengo, en la sesma de Trassierra), y al señorío de Huesa, perteneciente en ese momento a Don Artal de Huerta, que era a la sazón Comendador de Montalbán, aunque poseía Huesa a título particular, que no perteneció a la Orden de Santiago(8).
Según el excelente libro de Regina Sáinz de la Maza(9), que estudia documentos del Archivo de la Corona de Aragón, el conflicto y posterior pleito se desarrolló de la forma siguiente (que copio literalmente): "La contienda se planteó por una cuestión de límites al asegurar el concejo de Monforte que le correspondían ciertas zonas de Otón; en contraposición, los de Otón pedían gran parte de los términos cuya concesión los de Monforte aseguraban que no les habla sido hecha. Lo que primero debió ser una cuestión dialéctica, se agravó cuando los habitantes de Monforte, con el pretexto de una sentencia dictada por el baile* Pere de Martorell, por la cual se les adjudicaba el territorio denominado el Campillo, se apropiaron además de gran parte de los términos de Otón, devastaron sus viñas y embargaron los ganados de sus habitantes; a la súplica de éstos, el infante Alfonso respondió encargando la controversia al justicia de Aragón, Jimeno Pérez de Salanova".
"Así las cosas, el ataque se agravó cuando las gentes de Monforte incluso amenazaron de muerte a las de Otón. Como en agosto de 1327 se daba la circunstancia de estarse dilucidando la legitimidad del nuevo comendador de Montalbán Vidal de Vilanova, el infante Alfonso ordenó al nuevo encargado de la causa, el juez de la curia* real Domingo de Tarba, que no procediera hasta que en Montalbán hubiese un comendador legalmente establecido".
"Al cabo de dos años, instalado ya Vidal de Vilanova al frente de la Encomienda de Montalbán, el concejo de Monforte no sólo intentó demostrar al monarca que sus privilegios le daban derecho a ciertos términos de Otón, sino incluso que esta población santiaguista se hallaba dentro del partido de Monforte. Fue entonces cuando el rey dio crédito a estos alegatos y ordenó al sobrejuntero* de Zaragoza y al procurador y habitantes de las aldeas de Daroca que defendieran los derechos de este concejo".
"Pero el juicio de Domingo de Tarba era muy distinto, tal como demostró a través de la sentencia, claramente favorable a Otón, que dictó en 1331 y contra la que el procurador de Monforte apeló al rey. Éste, el 21 de febrero del siguiente año, ordenó a Alfonso Muñoz, juez de la curia real, se ocupara no sólo de esta apelación, sino de todas las cuestiones que los habitantes de Monforte planteasen contra el comendador de Montalbán y las gentes de Otón; sin embargo, al no lograrse con estas medidas ningún tipo de solución, en marzo el monarca entregó el estudio del pleito al justicia de Aragón Sancho Jiménez de Ayerbe".
"Transcurridos unos meses, Alfonso el Benigno, con el deseo de llegar al final de la contienda ante las reincidencias y abusos causados por los habitantes de Monforte a los de Otón, propuso a Vidal de Vilanova la venta de este lugar santiaguista al común de las aldeas de Daroca por un precio módico. Vidal aceptó enseguida los consejos del monarca y le respondió que procuraría que en el próximo Capítulo a celebrar por la Orden, en la fiesta de Todos los Santos, se diese confirmación a la venta. Por lo que respecta al común de las aldeas de Daroca, el rey, en carta fechada el 26 de junio, les aconsejó la compra de Otón y les notificó sus trámites cerca del comendador para efectuar esta transacción.
Pronto surgió la primera dificultad en la marcha de este negocio, cuando el concejo de Monforte alegó que no podía pagar más que 1.000 sueldos por la compra de Otón; fue entonces cuando el monarca decidió que el procurador de las aldeas de Daroca, Lázaro Pérez fuese el árbitro de la cuestión y fijase la cantidad, de forma que sólo faltara que el comendador obtuviera del Capítulo y maestre de Santiago el permiso para efectuar la venta. Sin embargo, al transcurrir tres meses sin que las dos partes implicadas lograran ponerse de acuerdo en el precio, el monarca dio instrucciones al baile de Aragón, Pere de Martorell, para que en la «plega» que debía celebrarse el día de Santa Lucía, convocara a ambas partes y fijara la cantidad a su arbitrio".
"Todas las disposiciones reales no lograron, sin embargo, que se llegase a una situación aceptable, por lo que en enero de 1334, Vidal de Vilanova encargó el negocio de la venta a Benito de Cantavieja y Miguel Palacín, pero tampoco ellos consiguieron ningún éxito; al proseguir, pues, la contienda entre Monforte y Otón y producirse en febrero el fallecimiento del justicia de Aragón, fue el consejero real, Estevan Gil Tarín, el que recibió la orden del monarca de seguir ocupándose de la controversia. Su gestión duró también poco tiempo, ya que al año siguiente el rey encomendó el pleito al nuevo justicia de Aragón, Pelegrín de Anzano. En junio, el infante Pedro ordenó detener el proceso hasta que se efectuara la venta del lugar, tratada entre el monarca, el baile de Aragón, las aldeas de Daroca y el comendador de Montalbán, al tiempo que insistía ante este último para que prosiguiera los trámites destinados a conseguir la venta, con el fin de acabar con la discordia entre las dos partes".
"Desconocemos cómo se llegó al final de la contienda, lo que sí sabemos documentalmente es que la venta no se realizó y que Otón siguió bajo el dominio de la Orden de Santiago; así lo demuestra la petición de remedio que en 1348 Vidal de Vilanova cursó al rey por los daños que los habitantes de Huesa provocaban a los de Otón «de la Orden de Santiago», cuando Huesa pertenecía a Lope de Luna. Y así debió seguir sucediendo, pues existen cartas de 1379 en las que el Rey ordena al jurisperito* de Calatayud que ponga remedio a las cuestiones suscitadas entre Otón y los pueblos vecinos."(10)
Su abandono
Como podemos ver, el pueblo existía todavía, (a pesar de las animadversiones vecinas) cuando realizaron el censo posterior a la expulsión de los moriscos (musulmanes convertidos al catolicismo) en 1610, incrementando incluso su población, lo que descarta, en principio, una población musulmana de importancia(11).
En cuanto a otras circunstancias globales, en 1648 hubo una epidemia de peste que se prolongó hasta 1654 extendiéndose prácticamente por todo Aragón, lo que provocó miseria y bandolerismo. Varias fuentes corroboran los estragos de la peste en la comarca circundante, como el "Atlas de Historia de Aragón"(12), en el que Monforte de Moyuela (del que lo separa apenas un monte) aparece como uno de los lugares afectados. Ya sea para evitar el cercano foco de peste o por verse afectado por sus obligadas relaciones con un lugar tan próximo, pudo ser la causa de la desaparición de este núcleo de población.
Además, estuvieron presentes las circunstancias de la guerra contra Cataluña y Francia (producida entre 1640 y 1652), que fue costosa para Aragón en hombres y riqueza, sin poder evaluar como afectó esto a las poblaciones de las comarcas aledañas a Blesa, y sin que esto signifique ninguna conjetura respecto al abandono de Otón. En cualquier caso el pueblo ya no consta en el siguiente censo, realizado en 1713.
A pesar de esa falta en el censo de 1713 un colaborador de GASCÓN Y GIMBAO [(Editor) Sección de preguntas y respuestas de Miscelánea turolense Nº 2 pág. 24] da a entender que existió más tiempo, pues escribía a finales del XIX la "Última noticia" del pueblo de Otón, informando que había desaparecido a finales del XVIII, sin bien no aporta una referencia documental.
“Último pueblo que ha desaparecido de la provincia de Teruel” Con relación a esta pregunta puedo decir que a fines del siglo XVIII desapareció el pueblo de Otón, cuyo término municipal fue incorporado al lugar de Monforte, perteneciente entonces al partido de Segura, hoy de Montalbán, a condición de pagar un censo a la Encomienda de Santiago, cuyo censo fue redimido acogiéndose los vecinos de Monforte a la ley de 7 de julio de 1877 (E.I. Solana).
La desaparición de un pueblo vecino bien puede dejar su impronta en la memoria popular, y Manuel Mercadal Andrés (2004), pág. 141 en su voz "Ottón" recogió un testimonio oral que puede dar alguna orientación al respecto del destino de sus habitantes, si le damos algún valor a tal medio de transmisión:
"En Maicas tienen en memoria que los pobladores de Ottón fueron a vivir al Otón de Maicas, pero situándolo junto al río Aguas vivas, entre los términos de Huesa y Maicas. Vid. Matea, la".
Y en la voz Matea indica:
"Zona donde ha habido vestigios de población hasta hace poco".
Panorámica. Fotografía de Javier Lozano, 2001
En la fotografía panorámica del paraje de Otón, donde se encuentran las ruinas, apenas se distingue el trazado de las calles, que en la foto parecen simples lindes de campos. Sólo queda algún muro de cierta importancia en un bloque de ruinas situado a la derecha de la fotografía. Bajo los árboles que hay a la izquierda discurre el incipiente cauce del barranco de Otón.
Al parecer, las ruinas más prominentes pertenecieron a la iglesia de este pueblo, dedicada a San Macario (según el topónimo que me transmitieron lugareños de Monforte). No queda a la vista ningún otro tipo de resto, seguramente por ser aprovechados todos los materiales valiosos para otros menesteres. Según me comentaron, particulares de Monforte recogieron la pila bautismal y el recipiente del agua bendita para reutilizarlas con otros fines.
Una calle de Otón. A la izquierda restos de la ermita
Fotografía de Javier Lozano, 2001
Desde cualquier alto que domine Otón podrá ver el pueblo colindante de Monforte de Moyuela.
Otras pardinas de nuestra comarca. Sanchet.
Como dice la Gran Enciclopedia Aragonesa, en Aragón se denomina pardina a antiguos pueblos, hoy abandonados y cuyo término fue absorbido por los pueblos vecinos. Sobre la desaparición de los pueblos generaliza diciendo que "muchos de ellos desaparecieron en las pestes medievales". A continuación veremos como la feroz competencia por los recursos con pueblos vecinos también debió pesar en el desarrollo de algunos de ellos. Otras fuentes nos hablan también, refiriéndose a los pueblos de breve existencia, de "fuertes que se convertían en pequeños poblados según se iban reconquistando estos territorios, tanto en zona mora como cristiana. Algunos perduraron hasta cien años, otros desaparecieron pronto".
Toribio del Campillo, investigador de la Comunidad de Daroca(13), habla de 22 pardinas, 18 correspondientes a la Comunidad, de las cuales 17 ya lo eran en 1300. Las 22 pardinas son:
Alba, Aldehuela, Castelberueco, Castillejo, El Puerto Oriche, Ferrera, Gascones, Hispanies, La Olmeda, La Salz, La Zarza, Limen, Luquillo, Mierla, Otón, Pelarda, Sanchet, San Gil, Villacadima, Villagorda, Villeta y Usilla.
También comenta que: «todavía se conservan en la memoria los desiertos de Abesinto, Aljacies, Mercadal y de otros 24 pueblos nombrados por el Obispo de Zaragoza, D. Raimón de Castrocol, en la división de décimas del año 1255, de los más de los cuales no se sabe la situación».
En el libro "Historia de Montalbán y la Comarca"(14), cita varias Pardinas en el territorio de Segura y comarca:
- Castellejo. Despoblado (s. Asso) en 1495. Entre Loscos y Bádenas, al S. de la pardina de Mercadal. Hay documento testificado.
- Menos duradera debió ser la población-fuerte de Castilviejo de Anadón mirando a Huesa, y el Castellar, hoy los Castellares de Segura. Tal vez de origen antiguo ambos. Castelpellés o Castelpedrés, que menciona Castrocol, (Ob. 1201-16)
- Langosto. Que se levantaría entre Alpeñés y la desaparecida aldea de Villagorda, donde se conserva la ermita con el nombre corrompido de la Virgen de la Langosta. Figura en el reparto de Castrocol. La situación concretada se ve en la Bula de Paulo II en 13-8-1468 en su topografía.
- Losilla. Que debió recostarse en la Sierra de Cucalón entre Fonfría y Bea. Que se agregó a Bea. El nombre de Lusilla, Husilla ha degenerado en el nombre de Virgen de «La Silla». O de este se originó aquel. Puesto que la tradición remonta esta Virgen a Jaime I, que dejó aquí al pasar esta imagen que llevaba en sus campañas.
- Miguel. Mencionado por el Obispo Castrocol. Quedó agregado a «El Colladico». Queda el nombre conocido «Barranco de Miguel».
- Mercadal. Despoblado antes de 1495 (según Asso) y agregado a Villar de los Navarros. Documentado en concordia de Báguena de 1588. Hoy pardina perfectamente deslindada entre Nogueras, Plenas, Sta. Cruz de Nogueras y Villar de los Navarros.
- Otón, cerca de Monforte, distinto del Oto de Torre las Arcas.
- Villa Rubio, que menciona Castrocol. Entre Segura y Salcedillo. De origen ibérico ya. Perdura su nombre hoy partida de Villarubio en Segura. Algunos opinan que estaría en Portalrubio.
- Pelarda. En la sierra de su nombre, agregada a Olalla (Castrocol). Ermita.
- La Zarza. Junto a Bañón, cuyo nombre ostenta un caserío.
- Zarzuela. Entre Godos y Torrecilla del Rebollar. (Asso).
Hemos visto como entre las pardinas relacionadas en la Comunidad de Daroca, aparece citada la de Sanchet (en la cartografía moderna aparece escrito como Sanched, mientras los lugareños de pueblos cercanos pronuncian Sanché), que se encuentra aguas abajo de Blesa en los límites entre los términos municipales de Blesa y Moneva (Zaragoza). Madoz la cita cuando habla de Moneva: "En su radio se encuentra a la distancia de una hora de la vida el despoblado antes mencionado [Sanchet]". Actualmente no hallamos restos habitables, salvo quizá las cuevas labradas en el acantilado de la margen derecha; el vecino de Blesa, Tomás Sanz, cree que «estarían habitadas en tiempo de los moros».
En la relación de pueblos y despoblados, realizada por Antonio Ubieto, apenas podemos encontrar dos datos sobre Sanchet (o Sanched):
Perteneció al arciprestazgo de Belchite en 1280 (Rius, Rationes, p.105). Queda una ermita.
Este lugar parece ser una mera población transitoria, y por la falta de restos de construcciones quizá fuera uno de aquellos pequeños fuertes construidos como avanzadilla de la conquista de los señores cristianos, pero ningún dato en firme he podido hallar por el momento. Quizá favorezcan la hipótesis de una pequeña población los datos siguientes, que podemos encontrar en el excelente trabajo de Mª Jesús Berraondo, "Historia de Huesa del Común"(15):
"En primer lugar, la población tenía una ermita de capacidad media, suponiendo que es la misma que existe hoy en día. En segundo lugar, formaba parte del señorío de Huesa, antes incluso de que se incorporaran Segura y Salcedillo".
De su poca entidad nos habla indirectamente Rius Serra, que en su trabajo sobre las décimas y primicias que abonaban las localidades aragonesas en los años 1279-1280, comenta de nuestra comarca:
Así, en concepto de décimas, el vicario de Blesa recibe 14 sueldos, el de Maycas 12 sueldos y tres dineros, el de Plou 11 sueldos y siete dineros y el de Osa 11 sueldos y tres dineros. No alcanzaban la cantidad requerida para tributar Anadón, Josa, Muniesa, Plenas y Sanchet.
En cuanto a las primicias, Muniesa entregaba siete sueldos, Huesa cinco sueldos y cuatro dineros, Blesa cinco sueldos, Plou cinco, Moneva y Sanchet, juntos, cuatro sueldos y siete dineros, Anadón cuatro sueldos, Maicas tres y Cortes tres.
En el antiguo mapa de Juan Bautista Labaña(16), realizado en la primera década del siglo XVII, todavía aparece el pueblo de Otón, transcrito como Otton, pero no así Sanchet. Claro que por un grave error tampoco aparece Muniesa, así que no parece una fuente muy fiable.
Por otro lado, en el polifacético libro "La Presa de Almonacid de la Cuba"(17), existe un plano donde, hablando de las repoblaciones cristianas de los siglos XII al XV, aparecen Sanchet y Los Franchones como «poblamientos intercalares desaparecidos en el siglo XIV». Así, el paraje de Los Franchones, al norte del término de Huesa, más o menos a la altura del barranco de la Saladilla, pudo ser el solar de una de estas aldeas o campamentos. Sobre estas últimas pardinas no albergo esperanzas de encontrar documentación o restos, pero no dejará de ser un entretenido pasatiempo investigarlo.
Los mismos autores han ampliado sus estudios en una excelente publicación que trata todo lo relacionado con el paisaje social, el poblamiento y su relación con el regadío a lo largo de la Edad Media, en el contexto geográfico del río Aguasvivas. Ellos sí encontraron documentación sobre estos pequeños poblados o simples alquerías, y citan varias otras: "un documento de Jaime II indica que varias alquerías -cita expresamente Yerna, Model, Onciniello, Franchones y El Molino- continuaban habitadas por musulmanes"(18). Lógicamente si a caballo entre los siglos XIII y XIV eran básicamente mases, es lógico que no hayan quedado restos o memoria de su ubicación, si bien casi todos sus topónimos persisten aún en el término de Huesa del Común(19).
A continuación comprobaremos que la relación anterior no es exhaustiva en cuanto a pueblos desaparecidos, pues veremos la historia de dos muy cercanos a este último, cuya historia únicamente ha rescatado hasta ahora Regina Sáinz de la Maza.
Dos pueblos desaparecidos pertenecientes a la Orden Militar de Santiago
No son pocas las pardinas o pueblos abandonados que se han nombrado, pero aún nos queda por ver la historia de dos que afectaron más directamente al feudo de Huesa, pero que no aparecieron en las investigaciones anteriores(20).
Se trata de Albir de la Noguera y Lenes, dos pequeñas aldeas que en el siglo XIV pertenecían, como Otón, a la Orden de Santiago. Toda la documentación que he encontrado sobre ellas está publicada en el libro de Regina Sáinz de la Maza (1988) sobre "La Orden de Santiago en la Corona de Aragón". Aunque para los investigadores su localización exacta es desconocida, creemos tener localizados ambos pueblos, como expondremos tras resumir su historia de mano de Sáinz de la Maza.
Albir de la Noguera(21)
La población de Albir, imprecisamente localizada entre la honor de Huesa, Alacón, Lécera y Moneva, pasa desapercibida documentalmente hasta que por una carta sabremos de ella que Pedro II la donó a la Orden. En 1328 tuvo lugar una fuerte contienda entre esta localidad y los lugares vecinos ya mencionados por cuestión de delimitaciones. El rey medió en la disputa mandando a un juez de su curia para que se enterara de sus respectivos lindes y colocara mojones.
El asunto no quedó zanjando definitivamente porque diez años después, habitantes de Muniesa, aldea de la Honor de Huesa, se enfrentaron a El Albir, invadiendo su término, tomando sus ganados y capturando a sus pastores. Los atacados requirieron inmediatamente al lugarteniente del sobrejuntero de Zaragoza y juntos persiguieron a los malhechores hasta Muniesa, donde el lugarteniente capturó a algunos culpables.
Vidal de Vilanova, el comendador mayor de Aragón de la Orden de Santiago, en defensa de sus vasallos, comunicó el ataque al rey, y este puso bajo su protección a los habitantes de El Albir, ordenando el castigo de los culpables y la restitución de los bienes expropiados. Los vecinos de Muniesa, inconformes, alegaron a través del señor de la Honor, Lope de Luna, que el ataque había sido en defensa de sus derechos, ante lo cual el rey paralizó la orden dada al sobrejuntero y puso el caso a examen del Justicia de Aragón.
Quizá el poder del rey está un tanto mitificado a los ojos contemporáneos, o les animaban poderosos intereses, porque ese mismo año atacaron los de Muniesa con más saña, talando campos y destruyendo las horcas que hallaron(22). El monarca fue tajante en la orden de detener y juzgar a los atacantes y reparar los daños, pero por el motivo que fuese, en 1341 el asunto seguía candente e irresuelto, y ante la petición de Vidal de Vilanova al rey, se convocó a los justicias y concejos de Muniesa, Lécera y otros lugares circunvecinos a El Albir, para delimitar este término, con base documental y mojonarlo. El tira y afloja jurídico no se solucionó con estas ni posteriores medidas, y las alegaciones jurídicas por los derechos, límites de unos y otros se extendieron, en lugar de limitarse, a la aldea de Lenes. Ni el comendador, ni el justicia, ni las órdenes del rey acabaron con la fricción.
En 1346 llega a su cenit la contienda, ya que, ante las continuadas agresiones, injurias y violencias a los habitantes y bienes de El Albir, sus habitantes deciden renunciar y salirse del dominio de la Orden y hacerse vecinos de Huesa, y por consiguiente, vasallos del rey. Un vuelco radical y de suma gravedad en una sociedad gobernada por las relaciones de vasallaje. El comendador de la Orden, Vidal de Vilanova, ante la naturaleza de la medida suplicó remedio al monarca, que puso al frente a un juez y auditor de la curia real (el remedio ya nos suena), con la recomendación de que la solución no perjudicara al comendador. Los habitantes de El Albir negaron al comendador las rentas, décimas y otros derechos, pero el rey ordenó a aquellas desgraciadas gentes que entregasen al comendador los derechos a él debidos.
Aunque la Orden de Santiago logró recuperar el dominio de Albir de la Noguera, los problemas de delimitación persistieron (hay cartas que los atestiguan en 1362), cuando murió don Lope de Luna, pero cuyas reclamaciones continuaron sus albaceas.
Poco sabemos de la evolución posterior. Pero Salvador Gisbert, autor de una serie de "Efemérides históricas de la provincia de Teruel", publicó que el "29 de Noviembre de 1434 el Concejo de Albir de la Noguera, pueblo que existió donde hoy están las ventas de Muniesa, decide disolverse y abandonar el pueblo por la pobreza de su terreno y falta de aguas, así como por los muchos impuestos que sobre ellos prestaban. (Pertenecía aquel pueblo á los caballeros de Santiago)".(22b)
Lenes
El conflicto de Lenes o «Lienes»,(23) paralelo y cercano al de El Albir, también vino provocado por problemas de delimitación. En este caso con Huesa, Alacón, Lécera y Muniesa. Su emplazamiento también es en principio un misterio, pero por la situación geográfica de los términos vecinos, creimos poder situarlo en un primer momento, aproximadamente en los alrededores del monte Cucutas en la sierra de Arcos, entendiendo que al nombrar a Huesa se hacía referencia a su Honor, a la que también pertenecía Muniesa. Pero esto ya no puede ser así tras la publicación en 2010 del magnífico estudio de ITURBE y LORENZO en que nos ilustran:
"En la documentación hallada del siglo XV, se habla de Hoya de Lienas y del castillo que está en el camino a la Hoya de Lienas. Dada la gran perduración de los topónimos. ¿Es viable que Lenes o Lienes fuera Lienas? y, en este caso, ¿Es posible localizar el “castillo”? A finales del verano del 2006 encontramos, en un resalte, en el entorno cerca del Reguero y en el camino que va a Lienas, o Val de Lienas (que deformado es llamado también “las ballenas”), restos claros de un edificio totalmente arrasado, pero con abundante cerámica medieval, como se indica en la documentación cerca del camino que linda con el Reguero. Así pues, defendemos que estos son los restos del castillo que se indica en el camino de Lienas y, por tanto, la localización de Lenes." [pág. 13]
La que creímos posible ermita de Lenes. 2002. Fotografía
de Jaime Cinca Yago
Recordemos que en 1328 ya intervino el jurisperito* de Zaragoza en la delimitación de su término. En 1339 el conflicto aparece limitado a Lenes y Huesa. La Orden acostumbraba a arrendar Lenes por cierta cantidad de trigo y dinero, pero en 1342 algunos habitantes de Huesa aprovecharon la circunstancia para tomar posesión de la localidad, negando pagos y tributos al comendador. Por orden del rey al justicia se obligó a los ocupantes a restituir Lenes al comendador, pero en 1346 todavía continuaban las fricciones por los límites.
Especulaciones sobre los motivos de las disputas
Son inmemorables, independientemente de su discontinuidad, las disputas entre pueblos vecinos: por el agua, el monte, el pasto de ganado, el paso del mismo, la venta de productos o animadversiones personales de señores o pobladores. De hecho tenemos documentados muchos conflictos posteriores entre pueblos de la antigua Honor de Huesa y algunos de sus vecinos, pero no nos parecen tan crueles como los aquí relatadas. De hecho, nos atrevemos a especular con que parece que en estos casos hay algo más. La cuestión de las aldeas de la Orden de Santiago con sus vecinos pasaría por las cuestiones de lindes más otros privilegios de la Orden, que provocarían los roces, azuzados por otros factores políticos que pasamos a describir para crear un escenario en el que situar los hechos narrados.
En el transcurso del siglo XIV la decadencia de las Órdenes Militares se hace patente, salvo para la Orden del Hospital, que al heredar muchos lugares de la extinguida Orden del Temple, seguirá pujante. Pero el empuje religioso que hizo grandes a las Órdenes, además de atractivas a las religiosamente eufóricas mentalidades medievales, fue desapareciendo, haciéndose más materialista y convirtiendo estas instituciones y sus cargos en fruto apetecido de las ambiciones de nobles y reyes.
En el caso concreto de la Orden de Santiago, una de cuyas encomiendas mayores estaba en Montalbán, se manifiestan estos últimos argumentos en este texto de Regina Sáinz de la Maza: "algunos de los vasallos empiezan a rechazar su sometimiento al señorío de la Orden, para cambiar a otras dependencias o comunidades aragonesas. Un paso nada baladí en aquellos tiempos, por lo que se ampararon en involucrar a los señoríos vecinos, las comunidades aragonesas o a lugares de realengo, que ante la fuerza de los hechos y los intereses particulares, reducirían el patrimonio de la Orden, mientras se dilataba, en algunos casos sine die la recuperación o compensación"(24).
Para los señores vecinos era una probable tierra de expansión de su dominio, para el rey una recuperación de aquellas rentas jurisdiccionales derivadas de las prerrogativas judiciales, multas o caloñas* que reportaba la administración de justicia. Para los aldeanos vecinos, tierras para la agricultura o sus ganados o el fin de los privilegios de la orden para pastar con sus ganados por todos sus reinos (derecho que le concedió Jaime I en 1226 a la Orden).
No le faltaron litigios a la Orden con diversos pueblos turolenses por sus derechos ganaderos, como en 1333 con Martín cuando quisieron llevar a sus rebaños a una dehesa. Están documentados, además, robos masivos de ganado en Montalbán y Játiva (Reino de Valencia), en una sucesión de conflictos que parecen no tener fin(25).
Otros autores valoran la dureza de las disputas por el control de los términos de Otón, anteriormente mencionado, por el "carácter excéntrico y tardío de la ocupación de estos puntos", lo que podemos hacer extensivo a estos otros dos lugares de la Orden(26).
La localización de Albir
Para la localización de pueblos desaparecidos es muy útil la revisión de los topónimos, que suelen ser más duraderos que los propios poblados. También es importante la localización y estudio de viejas ermitas aisladas, pues la experiencia nos enseña que estas perviven a su propio pueblo, y suelen seguir siendo atendidas por emigrantes o los mismos lugares vecinos, como destino de romerías.
En el caso de Albir de la Noguera, la investigadora Sáinz de la Maza propuso que podría identificarse "con la actual localidad de Santa Cruz de Nogueras o bien con algún anejo a ella, hoy desaparecido". Este pueblo, y su vecino Nogueras, relativamente cercanos a la zona de que se habla en los documentos, están, sin embargo, 28 km al Este de la zona que podemos considerar clave, y no confrontan con las áreas limítrofes de los municipios a que se enfrentaron: Huesa (se entiende los límites de la antigua Honor), Lécera, Alacón y Muniesa. Por lo tanto descartaríamos esta hipótesis frente a otras que exponemos.
En el censo de población de 1495(27) figura entre los habitantes de Muniesa "Bernat de Torvins, casero que está en Albir", lugar en el que aparentemente únicamente habita él y quizá su familia. Esto supondría que Albir quedaba a finales del siglo XV englobado en el término de Muniesa y que no debía formar un casco urbano de importancia pues en dicho censo no se menciona que Muniesa o Huesa posean otro núcleo de población.
Tenemos una prueba documental directa, relacionada con un pleito entre la Honor de Huesa (Teruel) y Moneva (Zaragoza), en el que transcriben antiguos documentos, en uno de los cuales se cita a Albir y su relación con Muniesa y Huesa(28). Se trata de una "Aprehensión* de los diezmarios* del Comun de Huesa, hecha en 6 de Octubre de 1564". Se dio un apellido* de aprensión de los Dezmarios* del Común de Huesa respecto de los derechos de un vecino de entrar y pacer en ellos con sus ganados. En él relaciona los pueblos que entonces componían el Común de Huesa (Huesa, Anadón, Maycas, Plou, Cortes, Josa, Muniessa, y Blesa), y detalla "el Diezmario del Lugar de Muniessa, el qual confronta con Diezmarios de los dichos lugares de Cortes, Plou, Josa y Blesa, y con términos de la Villa de Huesa, llamados de la Villa de Alvir y con Defesas de la Villa de Huesa llamadas las Defesas de Porquera, Sanchet".
Así pues, estamos en condiciones de afirmar que Albir y su término, una vez rematado el conflicto con la Orden de Santiago quedó integrado como tierras comunes de la Honor de Huesa, si bien, en el futuro, y dado que colindaban con lo que sería el término de Muniesa, quedarían integradas en él. La cuestión que queda por resolver es su localización en dichas tierras.
Dada su cercanía al término de Moneva, en el mencionado pleito aparece mencionado Albir en diversas ocasiones, junto con las partidas colindantes: "...y esto en las partidas arriba limitadas de Sanchet, y Porquera, y más adelante en todas las Cañadas de Alvir, y de Martín Estevan, y aguas vertientes a aquellas, declarando dicha Cañada de Alvir de la Casa de Lumbierre abaxo...", o "... ni en la partida llamada de Albir, y S. Matheo, de la Casa de Lumbierre abaxo,..."(29). Comprobamos que aparece ligado por cercanía en ambas ocasiones a otros lugares de los que si conocemos la ubicación, como son las partidas de Sanchet, al sur de Moneva, Porquera al este de Moneva, o San Matheo(30) cuya ermita todavía alza sus restos frente a las actuales Ventas de Muniesa. Podemos suponer que se encontraría en una zona muy próxima a las Ventas de Muniesa. La ermita está perfectamente descrita y medida por Iturbe y Lorenzo (2009) pág 292-294.
Jaime Cinca nos envió la siguiente referencia documental que cierra el círculo de nombres relacionados "Albir" - "Ventas" - "La Noguera". Jesús M. Franco Angusto, investigando los beneficios existentes en la iglesia de Lécera en el siglo XVIII, exhumó un documento que dice: "Beneficio 4º, Beneficio de don Pedro Montañés. Este Beneficio fue fundado por el doctor don Pedro Montañés el 27-11-1699; testificó el acto Antonio Serrano, notario de Lécera. Tenía de cuerpo 4 libras y 13 sueldos anuales, procedentes de un censo impuesto sobre una casa y campo, llamado LA NOGUERA, situado en el término de Muniesa, partida de las Ventas..."(31).
También podemos deducir que la antiquísima villa había quedado definitivamente reducida a una venta con pocas edificaciones, pues lo que ya intuíamos en 1495 por la referencia al casero de Albir, sigue siendo así según testimonios documentales de comienzos del XVIII. En estos, el ventero de Albir y el ventero de Muniesa arrendaban ocasionalmente un campo de Blesa que dicho Concejo tenía en la partida de Realenco (situada al noreste de Moneva), al Norte de las actuales "Ventas de Muniesa"(32).
La localización de Lenes
[Este es el texto de la segunda edición, hoy superado, como se menciona en el epígrafe previo dedicado a aquel antiguo pueblo] En cuanto a la localización de Lenes, los topónimos no nos ayudaban en este caso, ni tan siquiera la búsqueda de ermitas solitarias en la cartografía existente, pues la que existe no aparece identificada en los mapas. En este caso, la localización de los muy probables restos del pueblo de Lenes y las ruinas de su ermita fue obra del investigador lecerano Jaime Cinca Yago y Mª Luz Montañés Aguilar(33), sabedores de la existencia del misterio de su ubicación.
Como ocurre en muchas pardinas, los restos de esta ermita, por ahora sin advocación, son los últimos testimonios de pueblos olvidados por la memoria colectiva. Las ruinas de esta ermita, posiblemente inviolables por aquellos viejos cristianos que no tenían reparos en talar el sustento de sus vecinos, son los únicos restos que levantan del suelo.
Todos los detalles de la obra, que aún pueden apreciarse, nos hablan de la relativa riqueza de la misma, sus capiteles precisamente tallados, sus tres arcos y los muros bien lucidos. Es de muy poca capacidad, una sola nave de tres metros y medio de anchura por poco más de diez de longitud.
Lenes es más esquivo documentalmente que Albir y solamente habla por él la situación general respecto a los pueblos contra los que litigó "Huesa, Alacón, Lécera y Muniesa". No obstante, en el paraje localizado por Cinca y Montañés hay restos a ras de suelo de estructuras aisladas y continuas, balsas y aljibes, además de la ermita. Son los restos de una pequeña aldea, iguales a los que encontramos en otros despoblados, como El Mercadal (Loscos) y Otón (Monforte de Moyuela), y mucho más patentes de los que vemos en Sanchet (Moneva).
La absorción de las pardinas de los pueblos de Albir y Lenes por el municipio de Muniesa explicaría su gran extensión hacia el norte, a gran distancia de la localidad.