Rogativas y lluvias (1925)

9 de octubre de 1925

Heraldo de Aragón

BLESA

El día 4 organizaron los vecinos de esta localidad una rogativa para implorar de la Santísima Virgen de la Aliaga, el agua que tanto necesitan nuestros campos.

A las cinco de la mañana se reunieron la mayoría de los vecinos en la iglesia y partieron en procesión con la cruz parroquial y la Virgen Santa Ana, a la ermita de la Virgen de la Aliaga, sita en el término municipal de Cortes de Aragon.

Las niñas ofrecieron flores a la Virgen, pronunciando versos y cantando una plegaria.

El cura párroco de Blesa D. Melitón Beltrán, ofició en la misa, pronunciando una oración sagrada, alusiva al acto, que fue elocuentísima.

Al regresar, fueron obsequiados en el pueblo de Plou cuyos vecinos, simpatizando con el fin de la rogativa, se unieron a los vecinos de este pueblo.

Al escribir estas líneas el cielo está encapotado y es fácil que disfrutemos de la lluvia benéfica. Las cosechas se están agostando.-

J. Celma.

Por fortuna, ese año 1925 tenemos tanto la noticia de la rogativa como la de unas lluvias de mayo, esperadas y oportunas. El Noticiero en el 19 de mayo de 1925, hacía realidad la ilusión de que la rogativa había mediado para que lloviese.

Desde Blesa

Nos hemos visto favorecidos en este pueblo con una lluvia abundantísima.

Iniciose una tormenta ayer 17 sobre este término, a las trece y media , que trajo como consecuencia una lluvia torrencial que duró desde las catorce menos cuarto hasta las quince menos cuarto.

El barranco llamado río seco, afluente al río Aguas Vivas, se desbordó, trayendo tan gran cantidad de agua como nuca se recuerda haber visto por él. Este barranco pasa por la orilla del pueblo, entre corrales, parideras y pajares, habiendo inundado algunos en parte y arrastrando un pequeño corral y dos carros que la avenida encontró oponiéndose a su paso.

Otro barranco causó perjuicios en una pequeña porción de la huerta, y el granizo de pequeño tamaño, caído abundantemente en una estrecha faja del término, también ha sido perjudicial a los sembrados y en algunas viñas.

Frente a estos males, que son inconvenientes anejos a toda tormenta, hay que anotar el beneficio inmenso proporcionado al término, regado totalmente; y el lleno de las balsas que en el monte sirven para abrevadero de ganados, los cuales por falta de agua estaban apunto de perecer.

En general los labradores están satisfechos y esperanzados de poder salvar parte de las cosechas.

^