Fiesta del árbol y de los pájaros (1924)

Jueves, 3 de abril de 1924

Heraldo de Aragón

Este extenso relato de la Fiesta del Árbol de 1924, que halló y nos remitió Alberto Bayod, es más que una instantánea de una fiesta. Es un repaso al paisaje social de Blesa en ese año de la dictadura de Primo de Rivera, en la cual tanto abundaron las celebraciones oficiales y patrióticas. Cita a tantos personajes de las fuerzas vivas que no sabemos si se deja a alguno.

Blesa.

La Fiesta del Árbol y del Pájaro

“El día 25, tuvo lugar la Fiesta del Árbol, que fue brillantísima, contribuyendo a su esplendor el vecindario, que asistió en masa a todos los actos que se celebraron en honor al árbol.

A las nueve de la mañana, aproximadamente, acudieron los niños y niñas de las escuelas con sus banderas, Junta local de Primera enseñanza, y el vecindario, a la iglesia parroquial.

Desde la iglesia, se dirigieron en procesión el párroco, don Melitón Beltrán, el alcalde, don Felipe Bartolo, y los concejales, señores Royo (don Pascual), Calvo, Royo (don Mesías), Castro, Mercadal, Arnal, Serrano y Artigas, y el secretario don Francisco Negro.

Vocales de la Junta local, doña Rosalía Serrano, y el señor Juste y los facultativos, don Emiliano Gómez, don Gregorio Izquierdo y don Gerardo Agustín, médico, farmacéutico y veterinario respectivamente.

Los niños con su bandera y acompañados del maestro don Julián Calvo; y las niñas con su bandera y acompañadas también de la maestra doña Catalina Sánchez.

En la ermita, tuvo lugar una misa cantada, oficiando el señor Beltrán, quien pronunció elocuente oración sagrada, alusiva al acto.

Después de la misa, la bendición de los árboles, cantando seguidamente los niños el himno al árbol. Por la tarde, en la plaza Nueva, se reunieron nuevamente las comisiones ya citadas, y el vecindario.

Los niños y niñas, cantaron varios himnos patrióticos y el del árbol.

A continuación, pronunciaron discursos los niños Darvin Artigas, Emilio Castro, Camilo Arnal, Francisco Marco e Isaías Lon. Y las niñas Rosita Serrano, Antonia Royo, Amparito Mercadal y María Pérez, siendo aplaudidos y felicitados alumnos y maestros.

El maestro señor Calvo, pronunció un brillante discurso, haciendo resaltar los beneficios que proporciona el árbol, y por tanto la importancia de la fiesta que se celebraba.

El párroco señor Beltrán, también habló demostrando los beneficios morales y materiales que el árbol reporta, considerándolo como el bienhechor de la humanidad.

Un niño, puso en libertad un pajarito que llevaba encerrado en una jaula, para que sirviera de ejemplo, y los niños respeten a los pajaritos, por ser útiles al hombre y a las plantas.

Y terminó el simpático acto, plantando árboles en las dos plazas del pueblo, cantando el himno del árbol y distribuyendo el Ayuntamiento excelente merienda a los escolares”.

A. Murillo

La información que proporciona la noticia, en cuanto a miembros del Ayuntamiento y el gran número de funcionarios que entonces trabajaban en Blesa, es bastante valiosa. Algunos de ellos seguirían representando un activo papel político en las siguientes décadas, claves en la historia.

En cuanto a la fiesta en sí, aporta el original detalle que no recordamos haber leído hasta ahora, de dedicarla también a los pájaros, una lección importante en una sociedad rural que habitualmente contempla como un enemigo a cualquier animal que no sea directamente comestible o una herramienta de labor.

No vamos a entrar a comentar la relación entre el acto popular con tintes patrióticos, ligados con la gratuita santificación religiosa del evento, que ya se da por natural y consabida en todo acto pasado donde gravitaba la influencia de la omnipresente iglesia.

¿Vivirá alguno de los niños protagonistas de aquel mayo de 1924? ¿Qué merendaron los escolares? ¿Merendarían todos, o sólo los niños que protagonizaron el acto? ¿Asistirían muchos blesinos a aquella fiesta institucional del 25 de marzo? A ver si algún testigo nos cuenta detalles de aquellos días, que el olvido enterraría definitivamente, si no fuese por estas notas de prensa.

 

Gracias a Pablo Sánchez consultamos en el I.B.A. el librito "La Fiesta del Árbol" facsímil del original de 1925 (Huesca : Imprenta "Editorial V. Campo") reeditado por la Fundación Joaquín Costa : Instituto de Estudios Altoaragoneses, en 1997.

Y allí figuran las disposiciones oficiales para la celebración de la fiesta, número de árboles mínimos, quien debía estar presente... Y los himnos. Nada se dejaba al azar en esta fiesta institucional regida por lo marcado en el Real decreto del 11 de marzo de 1904. No nos confunda esto, ya que ya se celebraba en algunos lugares, lo que se hacía era fomentarla, extenderla, reglamentarla y ¡hacerla obligatoria desde 1915! Actitud muy de los tiempos.

Eso sí, se pedía plantaciones capaces de prosperar y estaban incluso premiadas. La Real Orden de 6/12/1912 incluía:"Art. 5º. Por cada 500 pies de especies arbóreas que hayan prosperado de los sembrados o plantaciones en la Fiesta del Árbol, tendrán derecho las citadas Juntas y Asociaciones al premio de 50 pesetas si hubiesen obtenido gratuitamente las semillas y plantones, y de 75 si lo hubiesen adquirido del comercio. Estas cantidades deberán invertirse en el pago de los gastos ocasionados por la Fiesta del Árbol y en premiar a los niños que más se hayan distinguido por su amor al arbolado."

De hecho desde la Real orden de 29/4/1924, publicada el 30 del mismo, se obligó a los Ayuntamientos a plantar anualmente un mínimo de cien árboles.

Y terminaba el libro con unas advertencias para la celebración de la fiesta en que regulaba todo. Y en su 10.ª disposición ordenaba: "Los niños y las niñas cantarán, antes de la plantación, el himno oficial de la Fiesta, que dice así":

Cantemos a Ceres que dora las mieses
y llena las cubas de rojo licor,
y al par que alabemos al noble labriego
que el suelo fecunda con ruda labor;
que esta es una fiesta
de paz y de amor.

Bien hayan las flores
que adornan la tierra,
los frutos que ofrecen
sabroso manjar;
mil veces bendita
la Fiesta del árbol
que a la Agricultura
nos hace cantar.

Cantemos, etc.

Bien hayan los bosques
que atraen la lluvia
y al hombre le brindan
maderas sin par;
los prados que nutren
inmensos rebaños,
los ríos que abonan
el suelo feraz.

Cantemos, etc.

Otro himno. También será conveniente que canten después de la plantación el siguiente himno:

Es el árbol el símbolo augusto
de la industria, el progreso y la paz;
fomentemos la Fiesta del árbol
si a la Patria queremos honrar.

Es la Fiesta del árbol, la fiesta
más hermosa, más culta y social;
la que llena de encantos al niño,
la que brinda venturas sin par.
Quien en campo o jardín planta un árbol
y lo cuida después con afán,
da a los hombres salud y riquezas
y a Dios alza en su pecho un altar.

Es el árbol el símbolo augusto, etc.

Ved los montes cubiertos de fronda
cual detienen la nube al pasar,
cómo arrancan del suelo las raíces
de agua fresca y copioso raudal;

fertilizanse montes y llanos,
los ganados se ven prosperar,
y el país, antes árido y pobre,
se hace luego abundante y feraz.

Es el árbol el símbolo augusto, etc.

¿Queréis sombra? Buscadla en el árbol.
¿Queréis frutas? El árbol las da.
¿Queréis agua? Los bosques la traen.
¿Aires puros? Los hace el pinar.
Son los campos de fronda vestidos
de riqueza y salud manantial:
sin el árbol no hay vida posible,
no hay industria ni habrá bienestar.

Es el árbol el símbolo augusto, etc.

Restaurar hoy los bosques talados,
recubrir de verdor el erial,
detener en los montes la tierra
que ahora arrastra cualquier temporal,
es hacer de los montes vergeles,
leche y miel es hacernos manar,
hacer sanos y ricos los pueblos
y crear allí vida industrial.

Es el árbol el símbolo augusto, etc.

Vea el niño en el árbol su amigo,
vea el hombre en el árbol su afán,
vea el pueblo riquezas y bienes
y la Patria el progreso y la paz;
repoblemos los montes, que el árbol
doquier luzca en fronda eternal,
y así haremos que España sea grande,
noble, rica y hermosa sin par.

Es el árbol el símbolo augusto, etc.

Himno al árbol

Cavemos hondo
todos a una,
los hoyos cuna
tienen que ser...

Cavemos hondo;
la raíz en tierra
solo se encierra
por renacer...

Árbol hermano
finca tu planta,
la tierra es santa
madre de amor...
Y abre a los cielos
tu verde manto.
Rece en ti el canto
del ruiseñor...

Somos los dos chicos;
primavera empieza...
Voy en tu corteza
mi vida a escribir.
Y cuando a la muerte,
tembloroso, aguarde,
me vendré a morir...
junto a ti una tarde.

Música de D. Daniel Montorio. Letra de D. Manuel Banzo Echenique. De este último himno publicaron las partituras.

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